1-0. Griezmann solo apareció para marcar anticipándose con picardía a la defensa rayista. 

Primer partido de la temporada en el Wanda Metropolitano, prácticamente lleno para ver al ATLETI SUPERCAMPEÓN DE EUROPA. Antes del partido los tres Campeones del Mundo rojiblancos compartieron su valioso trofeo mundialista con la hinchada rojiblanca y después el tradicional y respetuoso minuto de silencio por todos los atléticos fallecidos la temporada pasada. Después, flojo partido sobre el césped resuelto con una gol de picardía de Antoine Griezmann y posterior sufrimiento de la grada en el tramo final del partido ante las claras ocasiones rayistas, solventadas una vez más por "San Oblak". 

El partido fue muy flojo, especialmente en la primera mitad en la que apenas hubo acercamientos a las porterías. Por parte rayista, algún disparo lejano con cierto peligro y por parte atlética, apenas un buen disparo de Lemar en el tramo final del primer acto, bien rechazado por Alberto García, enviado después a la red por Correa en posición antirreglamentaria. Con este pobre bagaje de juego y ocasiones, se llegó al descanso con el empate inicial en el marcador, que también pudo haberse desecho tras una mano de un defensa franjirrojo ante Diego Costa, que el árbitro tras consultar con el VAR no vio punible. 

Y hubo que esperar al minuto sesenta y tres para que el Atleti marcara el primer gol de partido y de la temporada. Fue como solía marcar tiempo atrás, fruto de la estrategia. Un saque de esquina prolongado de cabeza por Savic al segundo palo, donde esperaba la defensa rayista para despejar, fue rematado a la red por Antoine Griezmann, el más listo de la clase, anticipándose a la defensa vallecana. Con este gol, parecía que todo cambiaría y el Atleti tendría más oportunidades, Pero no fue así, ya que el Rayo fue a buscar el empate abiertamente y aunque su primer remate a puerta del partido llegó casi en el minuto setenta y cinco, a partir de ahí, las llegada a la portería rojiblanca fueron continuas, fruto de su mejor juego y dominio del partido. Así, pudo no solo igualar la contienda, sino incluso haberse llevado el partido, pero se encontró con la colocación, rapidez de reflejos y de reacción del mejor portero del mundo, el esloveno Oblak, que evitó que los de Michel marcaran con hasta tres grandes parada, cuando la grada presagiaba lo peor. Excepcional el meta rojiblanco una vez más. Y así, hasta que sonó el pitido final para alivio de todos los atléticos. 

Tras el agónico final del partido, llegó el momento de la celebración del título de la Super Copa de Europa con la afición, pero a pesar de lo espectacular del entorno y del esfuerzo realizado por el club para la ocasión, no llegó ni de lejos a la efervescencia con la que se vive en nuestra fuente de Neptuno. Probablemente el flojo partido y la fragilidad de la memoria de la afición, no ayudó demasiado a que fuera de otra manera, ya que en tan solo once días en fútbol se puede pasar de la euforia más absoluta a la mayor de las críticas a un equipo grande y pase lo que pase, nuestro Atleti es y seguirá siendo muy grande.